PRIMER USO

En mayo de 1940, con los ejércitos alemanes invadiendo media Europa, el grupo de Oxford decidió probar la eficacia de la penicilina. Para ello, infectaron a ocho ratones con una dosis letal de estreptococos. A cuatro de ellos les inocularon penicilina. Por la tarde, los roedores no tratados habían muerto mientras a los que les habían administrado el antibiótico seguían con vida y lo siguieron por muchos días. Uno de ellos llegó a la quinta semana.

Era el momento de probarlo en humanos. Florey diría entonces: "Tratar y curar infecciones en un ratón es una cosa, pero los humanos son unas 3.000 veces más grandes y necesitarían 3.000 veces más penicilina". Heatley llenó la escuela de patología de bidones de leche, bañeras y escupideras o bacinillas donde cultivar penicilina.






El químico alemán Ernst Chain fue clave en la purificación de la penicilina. Imperial War Museums



Alexander recibió su primera dosis de penicilina el 12 de febrero de 1941. A pesar de la gravedad de su estado, el policía mejoró ya al día siguiente. El doctor Fletcher, con la supervisión de Florey siguió inyectándole otros tres días. Pero al quinto ya habían acabado con toda la penicilina que habían purificado en casi un año. A pesar de que recurrieron a la que pudieron recuperar de la propia orina del enfermo, Alexander acabó muriendo a mediados de marzo.



"Estoy convencido de que podría haber sobrevivido si hubieran tenido suficiente penicilina para seguir tratándolo", dice el doctor Eric Sidebottom, investigador ya retirado en la misma escuela de patología de Oxford. También historiador de la medicina, Sidebottom conserva una revista policial de aquellos años en la se desmonta que Alexander se hiciera una herida con una rosa. "En ella se dice que resultó herido durante un bombardeo en Southampton donde había sido trasladado desde Abingdon donde trabajaba normalmente", recuerda.

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